Niños, las naciones no existen

Como bien acaba de decir Michael Ignatieff a su paso por España, la genuina razón para repudiar a los separatismos no es de orden económico, político o filosófico, sino moral. El independentismo se antoja éticamente rechazable no por el modo en que pudiera alterar la balanza comercial o por cómo modificaría las principales magnitudes del PIB. Si hay que combatirlo no es por eso, sino porque pretende obligar a muchos seres humanos a adoptar decisiones que bajo ningún concepto desearían tomar. El secesionismo  resulta perverso porque ansía forzarnos a elegir entre identidades que forman parte de nosotros mismos. No solo aspira a romper el marco legal, también quiere desgarrar a las personas. Para un nacionalista el mundo se divide en naciones; las naciones, a su vez, deben ejercer el derecho a la autodeterminación; y la autodeterminación exige acceder a la condición de estado. Pero, si bien se mira, el rasgo más singular de las naciones es que no existen. En el reino de la naturaleza abundan las piedras, las hormigas, las montañas, las sardinas, los calamares, las nubes, los ríos, las gentes con sus infinitas  lenguas, costumbres y tradiciones más o menos ancestrales. En el universo tangible hay de todo; de todo menos naciones. De ahí que, antes de que hiciera su aparición el primer nacionalista sobre la faz de la Tierra, acontecimiento que se produjo hacia finales del siglo XVIII, no constase noticia escrita de que hubiera ni una sola. Siempre, claro está, que no pretendamos tomar por verdaderas naciones a las diversas cofradías de estudiantes y profesores de las universidades medievales,  que tal era el significado  primigenio de la voz “nación”. Y es que las naciones, todas, han sido creación del nacionalismo,  no viceversa. Y para engendrarlas necesitó un instrumento llamado estado. Nada más peregrino, entonces, que sostener la imaginaria existencia de naciones sin estado. Nunca ha habido tal cosa. Por eso, cuando Mas posea su estadito, el siguiente objetivo será inventar la nación catalana

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Un emisario a Zúrich

Josep C. Vergés, hijo del que fuera editor de la revista y la editorial Destino, publicaba ayer una carta a Jordi Pujol en el Diari de Girona, en la que se ofrecía para realizar una gestión muy conveniente y esclarecedora en un banco de Zúrich, ciudad que no se encuentra demasiado lejos del lugar de residencia de Vergés. 

La misiva dice lo siguiente (traducida del catalán en Caricatunya):

 ”Señor ex-presidente de la Generalitat, ex-administrador de Banca Catalana y ex-propietario de Destino, la revista de mi padre que usted hundió como todo lo que toca. Acaba de anunciar una querella contra El Mundo por haber publicado un informe de la policía destapando que Jordi Pujol y su familia tienen 137 millones de euros en Suiza. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal ha detectado 165 millones de francos suizos en diversas divisas, es decir, 137 millones de euros, en el ‘banco privado’ Lombard Odier de Ginebra a nombre de una fundación. Sus beneficiarios son Jordi Pujol, Marta Ferrusola, su hijo Jordi y Oriol, el secretario general de Convergencia.

Estamos justo ante unas elecciones constituyentes del Parlament que quiere plantear un referéndum para la independencia de Cataluña. La justicia en España es muy lenta. El juicio del fiel amigo del corrupto presunto inocente Duran Lleida, el andorrano Fidel Pallerol, aún no se ha celebrado doce años después que yo publicase el libro denunciando a su socio: “Tots els homes de Duran, la corrupción política de Catalunya” (Todos los hombres de Duran, la corrupción política de Catalunya). El Tribunal Supremo no ha tocado ni una coma y en cambio ya hay más de una docena de condenados en firme, aunque ningún criminal ha ingresado en prisión ni se han devuelto a los contribuyentes el dinero robado. Más que justicia, lo que se quiere en Catalunya antes de votar es saber qué hay de cierto en las acusaciones.

Estas acusaciones usted las compara con el caso Banca Catalana de desvío de más de 500 millones de pesetas del banco que fundó y que terminó intervenido. El año 1986 la Audiencia de Barcelona archivó el proceso criminal contra usted. Nos dice que “en aquella ocasión se movilizó en mi contra todo el aparato del Estado. Ahora hay gente que ve el cielo abierto con una imprudencia y desvergüenza muy grande. A los que sacan pecho y hacen declaraciones que se parecen a las de los ochenta: que sean prudentes. Porque los que se comprometieron en aquella jugada indigna, después de eso ninguno de ellos ganó nunca unas elecciones al Parlament de Catalunya, y alguno hubo que tuvo que dejar su cargo a nivel de Estado; más de uno. El país, el día después de las elecciones del 25 de noviembre, necesitará de todos. Nosotros necesitaremos a mucha gente, pero serán los que se hayan comportado dignamente en momentos como este”.

Estoy de acuerdo, pero la gente ya la necesita ahora, no después de las elecciones. Me ofrezco a ir personalmente a la banca privada Lombard Odier que tiene agencia en Zurich. Si me envía una carta con poderes a mi e-mail, que le dará el Diari de Girona, hoy mismo voy a Zurich en autobús y tren desde media montaña del Zuri Oberland. No tengo coche oficial como usted. Por cierto, en Suiza ningún ex-presidente tiene coche oficial, pero tienen derecho a comprarse, de segunda mano, el que hacían servir, si tanto les gustaba.

En la banca privada Lombard Odier pediré un certificado de que no tienen ninguna cuenta con dinero a beneficio, directo o interpuesto, de Jordi Pujol, Sra. Marta Ferrusola, Jordi Pujol jr, y Oriol Pujol, ni tampoco ninguna cuenta a nombre de la familia.

Este certificado tendrá credibilidad porque yo siempre he luchado contra la corrupción, como habrá leído en diversos libros y en centenares de artículos míos. He denunciado personalmente a Duran Lleida al fiscal anticorrupción cuando su socio me pidió públicamente que lo hiciese. Y es público que le creo un mal empresario que aún me debe mis acciones de Destino. Así que si hoy mismo presento un certificado de la banca privada Lombard Odier todo el mundo lo dará por bueno. Ésta será la manera inmediata de hacer callar a El Mundo y todas las acusaciones de corrupción.

Haga como Duran Lleida y deje que yo vaya a la autoridad, en este caso, bancaria suiza. Los electores catalanes han de saber la verdad, y la verdad ha de ser que todo lo que publica El Mundo y la policía es mentira. Hágalo una vez más por Catalunya, señor Pujol.”

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¿A quién le importa lo que diga -ahora- Zapatero?

El diario El Mundo publicaba hoy una tribuna de José Luis Rodríguez Zapatero (fue presidente del Gobierno, se lee al final junto a su firma), titulada “Nuestra Cataluña”, título que, aclara, no pretende ser una provocación. El asunto Zapatero y provocaciones daría para otra  tribuna, pero dejemos eso; siempre cabe alegar, además,  que no fueron intencionadas. Él no sabía.

Me temo que la tribuna del presidente Zapatero ha tenido escasa repercusión. La han reflejado muy pocos medios (La Vanguardia, El Economista, Libertad Digital). Piénsese, por contraste, en el eco que suelen tener los discursos y declaraciones del presidente Aznar o del presidente González.

Es curioso que Zapatero, que ganó dos elecciones, cosa que no es baladí, y cuyo nombre anduvo en boca de los españoles -para elogiarle o para criticarle- durante ocho largos años, sea ahora casi perfectamente irrelevante. Fuera del poder ha vuelto a ser un don nadie. En parte, hay que decir, porque sus correligionarios le han negado. Quizá no con altavoces, pero en voz lo suficientemente alta.

Recuerdo que un conocido periodista adelantó, en cierto modo, esta irrelevancia,  allá por el 2006. Hablábamos de qué quedaría de Zapatero, qué rastro dejaría.  Él dijo que no quedaría absolutamente nada: como si no hubiera existido. Yo, por el contrario, sostuve que su huella seguiría trayéndonos  problemas. Es muy posible que habláramos de planos distintos.

Es difícil no percibir su papel en lo que ha sucedido en la política catalana. No iré tan lejos como para establecer un nexo causal entre aquel Estatut  y este pretendido referendum. Los fenómenos políticos pocas veces son unicausales. Pero aquel proceso puede figurar, sin duda, como uno de los desencadenantes.  No hay manera de saber qué habría ocurrido si Zapatero se hubiera negado a hacer de aprendiz de brujo a instancias del PSC. Sólo sabemos qué ha sucedido después de que se prestara a hacerlo. ¡Y convencido de que aquello resolvía para siempre (o así) el problema del encaje de Cataluña en España! Nada de esto aparece en su artículo, desde luego. Quizá sea por ello que es irrelevante.

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Las hipotecas en otra “víctima” de la burbuja

La seguridad jurídica ha sido muy mentada estos días como posible víctima de cualquier cambio en el marco normativo hipotecario. ¡Toquen algo de eso y no vendrá a invertir en España ni el Tato!, ha sido, poco más o menos, el mensaje de algunos expertos, fuesen catedráticos o no, y de algunos periodistas, fuesen o no expertos.

Escribió una vez Julián Marías que en España había una tendencia a ser “isla”: a no mirar más allá de sus fronteras y sus cuitas, a un cierto aislamiento del mundo exterior. Yo no creo que seamos los únicos isleños vocacionales del mundo. Ni de Europa. ¡Europa! El desinterés nuestro por los asuntos corrientes de Uropa es un clásico de nuestro tiempo.

Si el periodista y el experto mentados se hubieran preguntado qué ha ocurrido con las hipotecas y los desahucios en otros países europeos que tuvieron una burbuja inmobiliaria, habrían topado con Irlanda:

Una nueva ley hipotecaria en Irlanda se propone ayudar a los propietarios y reactivar la economía

Dublin, 8 Octubre 2012.- Con una economía que aún sigue bajo los efectos del crash inmobiliario, Irlanda prepara medidas contundentes para ayudar a decenas de miles de propietarios  que se encuentran en situación precaria.

El gobierno irlandés se propone aprobar este año una ley que promovería que los bancos redujeran de manera sustancial la deuda de los suscriptores de hipotecas, un paso que no se ha atrevido a dar ningún país importante.

La iniciativa (…) podría evitar una oleada de ejecuciones hipotecarias, una incertidumbre que lleva años afectando el mercado inmobiliario. Si funcionara, este plan podría servir de hoja de ruta a otros países con problemas. (…)

La mayoría de los países que han sufrido burbujas inmobiliarias, incluidos los Estados Unidos, han hecho un uso limitado de los procedimientos por los que se condona una parte del principal del préstamo. El temor era que algunos deudores, aun pudiendo pagar la hipoteca, dejaran de hacerlo para acogerse a las ventajas de un rescate. Los bancos tampoco estaban a favor  por miedo a tener pérdidas imprevistas.

Irlanda es un caso diferente al de Estados Unidos y la mayoría de los países. Durante la crisis financiera, Irlanda rescató a los bancos y el gobierno aún tiene participacion importante en la propiedad de las principales entidades hipotecarias. De manera que los contribuyentes ya responden de las  pérdidas en ese ámbito. En otros países, en cambio, el peso de una condonación de la deuda recaería en los bancos privados.

El debate, en cualquier caso, es el mismo: si animar a los acreedores a asumir pérdidas ahora en la esperanza de que la situación mejoraría así más rápidamente; o esperar a que el mercado inmobiliario se cure por sí mismo, lo que podría mantener asfixiada a la economía durante años.

(Traducción de la casa)

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Es una opción discutida y discutible ésta de Irlanda, pero a lo que iba: tampoco allí, ay, tenemos seguridad jurídica.  

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Otras ideas: Lorenzo Bernaldo de Quirós, “No nos desahucien, por favor” (Suplemento Mercado, El Mundo, 11-11-212) *

*Enlace aquí.

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OTRO MENTIROSO

No se cansan de repetir que Cataluña es una nación, esto es una comunidad de adultos conscientes y dotados de raciocinio, pero no cesan de tratarla como si se fuera un jardín de infancia, una enorme guardería infantil poblada por siete millones y medio de parvulitos. Siete millones y medio de capitidisminuidos  a los que, por su propio bien, procede engañar sin el más mínimo pudor. Eso, siete millones y medio de tontitos, es lo que el ex presidente de la Generalitat, don José Montilla,  debía tener en mente cuando, el miércoles pasado, firmó un embuste oceánico, una trola monumental, un muy descarado insulto a la inteligencia  de sus conciudadanos en el diario “El País”. Así, siguiendo la estela de otro burlador impenitente, su maestro Duran Lleida, acusaba ahí don José al Gobierno de “la flagrante vulneración de la disposición  adicional tercera del Estatuto – vigente por cierto – que ha de garantizar un porcentaje de la inversión estatal”. Porque lo único en verdad flagrante resulta ser el infinito desprecio del senador Montilla por la verdad. Pues ocurre que el enunciado de esa frase es más falso que los duros sevillanos.  Así de simple. Y así de obsceno. Al igual que Artur Mas, don José cree que a los catalanes se les puede tratar como a aquella célebre tribu, la de los indios algonquinos, que, según es fama, vendió la isla de Manhattan a cambio de unos chuches y media docena de cristales de colorines.  De sobras sabe el pillo de don José que el Tribunal Constitucional , si bien no anuló en su día ese precepto, sí dispuso que en ningún caso procedía interpretarlo en el sentido de que vinculase al Gobierno de la nación. Algo que, por cierto, tampoco ocurre en ningún otro Estado compuesto del mundo. En consecuencia, “Madrit” no ha violado norma legal alguna. El pícaro Montilla miente con descaro. ¿Mas a quién importa aquí aquella añeja antigualla de la ética burguesa, la honestidad intelectual?

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