Me atrae, en el diario El País, un reportaje o así titulado “Aquí solo faltan los que no se han leído la reforma laboral”. Busco justificación de esa desmesurada suposición en el texto correspondiente, sin hallarla. ¿Cuántos de los presentes allí (en la Puerta del Sol, esto es) se habían leído el peñazo de texto de la reforma, que una sí se lo leyó? Aunque, conste, que se lo puede uno leer y quedarse como estaba; la complejidad de la legislación laboral hace que se requiera de intérpretes. Aquí creo que remitimos a algunos. Bien. Si los de ayer en Sol se leyeron la reforma, y todos, yo pensaría que aun hay esperanza. Pero.
Lo cierto es que todavía hay gente, y parte de ella estaba en Sol, que cree, por ejemplo, que hasta ahora, hasta esta reforma, no había “despido libre”. Por supuesto que era libre; eso sí, podía ser más caro o más barato. Y también podía salir absolutamente gratis, como en el despido que ha existido todos estos años sin que la buena gente que fue ayer a Sol se enterara.
También en ese diario, busco la pieza que ayer llevaba en su edición digital: “No trabajan ni los chinos”. Quizá haya que tener en cuenta que su redacción secundó la huelga en un sesenta y cuatro coma tres por ciento aproximadamente. Pero si alguien encuentra el chistecito a costa de los chinos en la edición de papel, se ruega den noticia.

