El rescate y el mal menor

La decisión de pedir el rescate del sector financiero español no era sólo un asunto bilateral entre España y el resto de la eurozona. Era una cuestión que tenía consecuencias para  el conjunto del sistema monetario único.  Creo que no había duda  de que España necesitaría fondos europeos para recapitalizar el sistema financiero, dadas las dificultades -el precio-para reunir esos fondos  en el mercado.   La cuestión interesante, a mi juicio, era la elección del momento.

Había dos opciones simples: hacerlo antes o después de las elecciones griegas. Cualquiera de ellas conllevaba efectos negativos.  Por señalar algunos: Si se esperaba al resultado de las griegas, y éste era negativo para la continuidad de Grecia en el programa de rescate y en la eurozona, hubiera sido desastroso que se uniera a ese escenario lo de España. Una tormenta perfecta.

Por otro lado, si se hacía antes, y se ”cocinaba” para  España un modelo de rescate híbrido, distinto al que se aplicó en Grecia, Irlanda y Portugal, con menor carga de condiciones o condiciones sólo para el sector financiero, entonces se señalizaba que el eurogrupo está dispuesto a salirse de la “ortodoxia”. Ello daría a quienquiera que ganara las elecciones en Grecia la legitimidad para renegociar las condiciones del programa.

Ha ocurrido lo segundo. La eurozona está dispuesta a encontrar vías alternativas a las que marcan las propias reglas que se dio para los rescates. Aunque eso suponga renunciar a mantener hasta el final “el juego del gallina” con Grecia.

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Leo en El País que hay una consigna en twitter, etiqueta lo llaman, de ”rajoy cobarde” por no “dar la cara”. Hombre, ya puestos, creo que lo suyo sería pedir que “den la cara” conjuntamente Zapatero y Rajoy, no en vano el rescate  proclama el fracaso estretiposo  del proceso de saneamiento del sector financiero iniciado en 2009 a través del FROB. (Fue antes, en septiembre de 2008, nueve días después de la quiebra de Lehman Brothers, cuando el ex presidente dijo aquello tan recordado del sistema financiero más sólido del mundo).

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Manzana no, Tío Pepe, sí

Admito que el luminoso de Tío Pepe pueda desarmonizar con el “conjunto arquitectónico”  de la puerta del Sol.  ¡Por eso me gusta!  Se trata de una desarmonía tan tolerable que se ha venido tolerando desde 1936. También reconozco que tengo debilidad por los luminosos; una ciudad sin luminosos, sin neones, como antes era, me parece que no es ciudad.  Quizá no es ya posible experimentar de golpe el efecto de la ausencia de ese luminoso caos, que alcanza su apogeo en las urbes asiáticas. En tiempos, se podía en Berlín: salir de la  exhuberancia exuberancia visual-comercial del Oeste,  y entrar en la anemia  del Este, donde ninguna perturbación publicitaria alteraba la fisonomía arquitectónica. Qué tristeza.

Yo soy partidaria del pastiche urbano, y contraria a esa desolación a la que se reconvierte a tantos espacios de la ciudad bajo el principio de recuperar una pureza originaria.  Hay, por supuesto, aditamentos intolerables, casi siempre por echarle un piso o dos o unos áticos a un edificio. Pero los viejos luminosos, con su ingenuidad kitsch, se integran y  justamente por contraste. Al contrario que la manzana de Apple, que pertenece a ese estilo purista y armonizador que a mí me saca de quicio.

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British Fiesta

Nos unimos a las felicitaciones por los sesenta años de reinado de Isabel II. ¡Hay que ver cómo se desparraman!

 

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Las prisas…

…de los amigos

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Gobierno de otoño, gobierno de primavera

Tres integrantes del think tank Fedea, al que aqui hemos citado más de una vez, publican hoy un texto titulado “No queremos volver a la España de los 50″ (El País). Lo he empezado a leer con afición: yo tampoco quiero volver a la España de los 50. Pero enseguida, ay, se me ha extinguido el buen ánimo. Los tres prestigiosos profesores, tras una crítica  al modo en que el Gobierno se ha relacionado con Bruselas, Berlín y Frankfurt, proponen como solución en este difícil trance  que se constituya uno nuevo. Hala, otro gobierno, que son de usar  y tirar.  ¿Sin pasar por las urnas, vía Monti? ¿O convocando elecciones, como en Grecia? Francamente.

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