Post opiniones

Acabo de descubrir el nuevo formato de la sección de Opinión  de la edición digital del Washington Post. Nuevo para mí, que no visitaba ese sitio hace tiempo. El resultado es  interesante. Y tiene sentido del humor.  Al lector se le ofrece  la opción de leer las opiniones de izquierdas (Left Leaning Opinions) y las opiniones de derechas (Right Leaning Opinions). En cada una de esas secciones, aparece una nota que dice: ¿Está en desacuerdo con estas opiniones? Pues eche un vistazo a nuestras opiniones de izquierdas/derechas, (según en qué hemisferio se encuentre). Los animalitos que simbolizan a los dos partidos, el elefante republicano y el asno demócrata,  amenizan la vista y ponen el toque de comic.  

Constato que han quedado excluidas las opiniones de “centro”, pobrecillas,   y me pregunto qué harían los columnistas de derechas españoles si el periódico en el que escriben decidiera imitar al Post.  No sé, no sé.

Opinión es una de las secciones relevantes de un periódico y también una de las delicadas: en ella se condensa  la calidad del conjunto. Diría por ello que no es una sección idónea para realizar experimentos. Pero esto del Post muestra que hay margen para renovarla sin mandarla al otro barrio… al barrio donde cualquiera escribe porque escribir puede  cualquiera.

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Agenda oculta 

Haberlas haylas 

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El referéndum que ha anunciado Papandreu, visto como chantaje:

WSJ: “A binding voter rejection of Europe’s terms for a bailout would leave euro-zone leaders such as German Chancellor Angela Merkel and French President Nicolas Sarkozy with a bitter choice. Either they let Greece default on its €355 billion of public debt, risking panic throughout Europe’s government-bond markets and banking sectors; or they cave in and offer Greece more generous bailout terms.”

LD: “La táctica de Atenas sería algo así como: “O mejoráis lo pactado la semana pasada, o abro una crisis en toda Europa de la que nadie sabe cómo saldremos”.”

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Casa de citas

“No entiendo a mis compatriotas. No entiendo su sistema de valores. Esto me sucede desde que tengo memoria. No entiendo, por ejemplo, esa pasión tan española por reírse de todo y buscar debajo de cada rosa una mierda de perro, como si la mierda de perro fuera más real que la rosa. Nunca he entendido esa pasión española por no creerse nada y no creer en nada, esa visión fatalista que afirma ‘en el fondo todos son iguales, todo es mentira ’, que aquí pasa por una muestra de gran sabiduría. Nuestra cultura es de burlas, de fantoche y de crueldad.”  Andrés Ibáñez (ABCD las Artes y las Letras)

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Todos somos Peces

“Agelasta” es una palabra de etimología griega que nació para designar a los que jamás ríen. Rabelais,  que temía, y con razón, a los agelastas, gustaba de usarla en sus escritos, y por él llegaría a alcanzar dignidad literaria. Ya en nuestra época, Milan Kundera igual se ocupó de ellos en un discurso memorable, aquél que pronunció en Jerusalén a propósito de Europa y el arte de la novela. Kundera, que también ha estado condenado a sufrirlos a lo largo de su existencia, apelaba ahí de un viejo aserto judío. Ése que afirma: El hombre piensa y Dios ríe. Los agelastas, añadía, son los que nunca han oído la risa de Dios. Así, sordos, viven y mueren sin llegar a descubrir que un hombre nunca es lo que cree ser. Víctimas de sí mismos, desfilan por el mundo a grandes zancadas, persuadidos de que la Verdad es una, clara, evidente y suya. Por eso reclaman el asentimiento unánime de los demás. Incapaces de oír la risa divina, persiguen sin tregua a los desviados que no logran entender que todos debemos pensar lo mismo. Lo mismo que ellos, naturalmente. No pueden reír, esa es su condena. Y de ahí que en su en su circunspecta cofradía gregaria resulte imposible  el individúo, esto es, el ser que alguna vez ha oído eco de la risa de Dios. Al modo de los neutrinos, esas partículas sin masa, fondo ni sustancia que viajan a través del tiempo, los mismos agelastas que le agriaran la existencia a Rabelais ahora han montado en cólera contra el jurista Peces Barba. Pues aunque no todos los agelastas resulten ser nacionalistas, sí ocurre que todos los nacionalistas, sin excepción, son agelastas. Y agelastas de piedra picada, como los nuestros sin ir más lejos. Poca broma, entonces, con ellos. No sabe lo que ha hecho el pobre Peces. ¡No quiero pensar en cuantas capitales de comarca lo habrán de declaran persona non grata! Que el buen Dios, entre risas, lo coja confesado.

(ABC-Cataluña, 30 de octubre 2011)

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De estreno

Tintín en el país de los gudaris

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El trasvase de Asturias

Una significativa parte de las fuerzas de la cultura que otrora respaldaron a Zapatero han presentado un manifiesto de apoyo a Gaspar Llamazares, diputado y ex number one de Izquierda Unida. El documento lleva el siguiente lema: “Si viviera en Asturias,  votaría a Gaspar Llamazares”. Y es que el hombre se presenta por Asturias.

Magnífico. Pero,  ¿viven en Asturias los firmantes? 

El manifiesto se ha presentado en el Círculo de Bellas Artes, donde no resonarán los ecos de los encendidos aplausos que algunos de sus firmantes dedicaron al candidato del PSOE en 2008,  porque esas cosas no dejan eco en las paredes diseñadas por el arquitecto porriñés Palacios. Pero insisto en la pregunta. ¿Cuántos de los firmantes residen en la noble tierra asturiana?

Leo que han “cambiado su corazón”, como se dice en inglés (a change of heart=cambiar de opinión) y es muy apropiado para el caso, celebridades que con toda probabilidad  residen en Madrid.  No las nombraré por no aburrir. Y Garzón, por ejemplo,   ha enviado su apoyo desde Seattle. Todas ellas, cierto,  podrían estar censadas en Asturias y votar allí, pero sospecho que no es el caso. Por lo tanto, la cuestión: dado que no viven en Asturias, y no pueden votar por Llamazares, ¿a quién van a votar en Madrid?

Me parece un apoyo muy  rácano y fulero y claramente restringido, y yo en su lugar, en el lugar de Llamazares, no lo hubiera aceptado.

 

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