Por el latín y el griego

Petición a Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno: ¡Que se asegura la presencia de las lenguas clásicas en la LOMCE!

Sociedad Española de Estudios Clásicos, comisión ejecutiva

Los abajo firmantes, movidos por su interés demostrado por la educación y la cultura españolas y, más concretamente, por el mantenimiento de su relación estrecha con sus orígenes griegos y latinos, deseamos hacerle llegar nuestra alarma tras leer el anteproyecto recién conocido de una nueva reforma de la Enseñanza Secundaria (LOMCE), que en su formulación actual representa la muerte real de las enseñanzas clásicas en el sistema educativo de este país.

Se trata, a nuestro juicio, de un asunto de interés nacional en el que nos arriesgamos a poner la educación española por detrás de los sistemas de los otros países europeos con los que queremos y debemos compararnos.

Efectivamente, en el caso de que ese Anteproyecto llegara a aprobarse y ponerse en práctica los resultados serían, entre otros, la desaparición inmediata no sólo de una materia instrumental que ha gozado de la máxima aceptación por parte de los alumnos, como es la Cultura Clásica, así como la desaparición virtual del griego y, en muy breve plazo, del Latín también.

Por eso proponemos:

1. El mantenimiento de la Cultura Clásica de 3º y 4º de la ESO como materia de oferta obligada, pues es el primer contacto de los alumnos con el Mundo Antiguo y la puerta de entrada a los estudios posteriores de latín y griego.

2. El mantenimiento del latín en 4º de la ESO en condiciones de optatividad real, sustituyendo la opcionalidad que la LOMCE propone (cuatro optativas de libre elección) por itinerarios más claros: Geografía e Historia y Latín para Humanidades y Ciencias Sociales, Física y Química y Biología para Ciencias. Ello contribuye a mejorar la formación de los estudiantes y evita problemas de horarios en grupos en los propios centros.

3. El mantenimiento del Griego I y II como materia obligatoria de modalidad en el Bachillerato de Humanidades. Su conversión en optativa, en competencia directa con segunda lengua extranjera e Historia del Arte, la hace difícilmente viable y la condena a la extinción.

Por todo ello, nos dirigimos a Ud. para instar al actual gobierno a que asegure la presencia de los estudios clásicos en la enseñanza española en consonancia con los más altos intereses educativos y culturales de nuestro país.

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Do Re Mi, empleado del mes

Do Re Mi… dijo:

 Interesante:
VozpPopuli de Jesús Cacho no recoge la noticia de la manifa de Pza Cataluña a primera hora.
Curioso.
Finalmente, a media tarde, aparece una referencia cuando la Generalitat da una cifra jibarizada que ya motiva al medio digital a informar.
Bien. Entendido VozpPopuli.

Otros listos…El Confidencial de Zarzalejos – el metafísico del ‘encaje’ de Cataluña en España- tampoco recoge la noticia de la manifa de Pza Cataluña a primera hora.
…A media tarde parece que hay buenas noticias, fuera censuras: Minimizan la asistencia a 10 mil. Publiquémoslo. Ahora sí.

Qué bonito es verlos operar. A la espontaneidad de la gente sigue un extraño silencio en la cloaca máxima, una vez capital de algo… unos digitales tan sujetos a sus compromisos con unos patrones de análisis como el periódico decimonónico de papel más casposo lo está a sus herencias más pesadas, respiran tranquilos.
En fin, estos son nuestros poderes…

y la guinda: LD, nuestra querida LD, tiene fichaje nuevo…la foto de gran angular le da cierto aire a besugo al tipo …¿será una imagen justa?…lo leo. Joder. Retratao. Biotipo hostil contra todo esfuerzo a la desesperada de esos ciudadanos condenados. No sé su nombre ni me interesa. Su castrante arrogancia no aporta nada y está muy vista en estos 30 años. La última vez tras el resultado de una alianza tácita, Terreros Mayor Oreja, en la que los constitucionalistas se quedaron a 20 mil votos de vencer al nazionalismo en 2001…quién pillase ahora aquel escrutinio que fue tan despreciado…otra legión de besugos entonces volcaron su frustración kamikaze ante lo que podía ser el principio de un cambio de paradigma electoral que había que mimar….

¿se puede hacer algo con toda esta tropa?

 

LADRAN, LUEGO CABALGAMOS

 

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Hispanidad

Quizá solo haya algo más irritante aún que el altivo desprecio que los secesionistas catalanes prodigan contra España: el parejo desdén frente a su propio país del resto de los españoles. Triste patología ésa, tan castiza, tan estéril, tan nuestra, la del eterno auto-odio cainita. Y es que nadie siente repulsa mayor contra España que los propios españoles. Una enfermedad, la del huero hipercriticismo masoquista, que al cabo habría de ser el legado permanente que nos dejarían aquellos ilustres cráneos privilegiados del noventa y ocho, y sus pares del regeneracionismo. Muy laureados, aplaudidos y beatificados frívolos como el Unamuno que, retórico, preguntaba: “¿Qué somos?”. Y acto seguido se respondía: “Somos un pueblo de pordioseros arrogantes”.

Insensatos irresponsables, como el Maeztu primero que deponía a propósito del interior de la Península: “Páramo horrible poblado por gentes cuya cualidad característica aparente es el odio al agua y al árbol”. Feroces anarquistas de salón, como el panadero Baroja que clamaba: “El odio, en España, no se acabará nunca, es un odio eterno, hijo del resentimiento y la mediocridad, hermano de la mezquindad y la impotencia”. Y tantos y tantos otros. Pues, al igual que el MIR entre los médicos, el agrio desdoro cargado de puyas contra nosotros mismos ha acabado convirtiéndose en inexcusable prueba de ingreso a fin de acceder al olimpo de la opinión respetable. Si la crema de la intelectualidad patria es así, ¿qué se va a esperar del pueblo?

A los catalanistas, la imprescindible labor de desgaste cotidiano, de zapa permanente se la han hecho, ¡y gratis!, las termitas de Madrid. Igual tras el Desastre que ahora mismo. Exactamente igual. Llevamos más de cien años ofrendándoles el trabajo sucio. Mueven el árbol los paisanos íberos de Forrest Gamp – “Tonto es el que hace tonterías”– y recogen los frutos Mas & Cía. Si aún hubiese tiempo, que no lo sé, para salvar la idea de España como proyecto de vida en común, primero tendremos que recuperar la estima por nosotros mismos. Tan injusta, tan venenosa, tan ignorante de la nación real, la crítica negativa del noventa y ocho, definitiva interiorización de la maldita Leyenda Negra, armó de argumentos al separatismo que provocó la Guerra Civil. No volvamos a tropezar en la misma piedra

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Memoria de la memoria

Muchos de los lectores de esta pieza, quizá la mayoría, llevarán encima pequeños ingenios capaces de refrescar y ampliar en cuestión de segundos sus referencias sobre los personajes y autores que van a ser citados: Ioan Culianu, Arthur C. Clarke, Giordano Bruno, Frances Yates, Ernst Gombrich, Sandro Botticelli, Marsilio Ficino, Lorenzo de Pierafranceso de Médicis y Simónides de Ceos.

La digitalización y la hipertextualidad coronan un proceso de siglos que principia con la aparición de la imprenta y que culmina con la materialización de prodigios similares a la magia, en el sentido profundo que le otorgan estudiosos del Renacimiento como Ioan Culianu (Eros y magia en el Renacimiento), y también en el sentido al que alude Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea en el espacio. Reza la llamada Tercera ley de Clarke: “Cualquier tecnología lo bastante avanzada es indistinguible de la magia”.

Entre el fin de la magia del Renacimiento, arte ultimada por la Reforma y la Contrarreforma, y la consumación de la magia digital masiva se podría tender un puente que atravesara medio milenio. Ambos estribos descansarían sobre la memoria artificial, como veremos. Pero un puente entre los siglos XVI y XXI desafía equívocos quizá insuperables. Examinaremos uno:

Para el moderno conocimiento convencional, el Renacimiento es una explosión de racionalidad; rompe con las edades oscuras y empuja a la ciencia hacia su sentido actual, empírico y metodológico. La Iglesia se habría empeñado en acabar con todo eso, en regresar a la oscuridad, manteniendo un pulso de siglos con el pensamiento científico, con el pensamiento crítico, con las luces. La figura de Giordano Bruno sería paradigmática: el astrónomo que, enfrentado a la ortodoxia eclesiástica, acaba en la hoguera.

Sin embargo, para la historiadora y erudita del Renacimiento Frances A. Yates, “mirar a Bruno como un filósofo del Renacimiento, en el sentido de alguien que se rebelaba contra el medievalismo en nombre de la ciencia moderna es posiblemente una distorsión de su verdadero lugar en la historia del pensamiento”. (Ensayos sobre Giordano Bruno en Inglaterra) Por su parte, escribe Culianu: “Por un extraño error óptico, se vio en Giordano Bruno el paladín del futuro, de la Europa francmasona y liberal, mientras que este monje napolitano exclaustrado no fue más que uno de los últimos defensores encarnizados de la cultura de la edad fantástica.”

La mayor parte de la obra de Bruno se ignora. Digamos que estudió con profusión la magia, estableciendo su taxonomía. Muchos entienden que en la hoguera romana donde fue quemado vivo, ardió la razón. Eminentes historiadores creen que fue la magia la que ardió. Bruno dejó un Arte de la memoria tributario de la tradición hermética. Tomó el zodíaco y cambió los animales por símbolos abstractos. Insuflar una gran carga de sentido a imágenes simbólicas que operan sobre la memoria y los afectos del hombre es una preocupación típicamente renacentista.

Ernst Gombrich, acaso el mayor historiador del arte, redactó su Imágenes simbólicas marcándose como objetivo la rehabilitación de una “vieja idea de sentido común: una obra significa lo que su autor pretendió que significase”. Y definió su propia misión (la del historiador) en términos inequívocos: “Determinar el significado preciso de los símbolos utilizados por el artista”. Y vaya si lo hizo. Al punto de explicar La primavera de Sandro Botticelli como una obra ajustada de forma minuciosa al programa elaborado por Marsilio Ficino. La primavera se pintó para el jovencísimo Lorenzo de Pierafrancesco de Médicis. Ficino encarga el cuadro a Botticelli mientras guía en su adecuada exégesis a Lorenzo en cartas repletas de claves astrológicas. Crípticamente, está seguro de mover a Lorenzo hacia la virtud a través del enamoramiento, de la fascinación por la belleza femenina que plasmará Botticelli.

Las imágenes simbólicas son consustanciales al arte de la memoria, de la mnemotecnia, de la memoria artificial, denominación que preexiste en mucho a las connotaciones tecnológicas que hoy suscita. En el hombre completo, no es posible separar el ejercicio de la memoria del desarrollo de sus otros atributos. Sin memoria no hay integridad. Al crecimiento artificial de la memoria le convienen los símbolos, pero estos invaden con su significado las otras facultades del alma.

Alguna razón habrá para que la memoria artificial (en su acepción pre tecnológica: la memoria vigorizada mediante ejercicios mnemotécnicos) haya ocupado a tantos pensadores durante tanto tiempo. La reflexión es relevante dado el desprestigio contemporáneo de lo memorístico, resultado en parte de las visiones pedagógicas imperantes (hijas del mayo del 68, pero con abuelos), y consecuencia sin duda de la gran paradoja: la ciencia oculta que trabajaba con y desde la memoria, hoy trocada en una tecnología que permite mantener dormida a la madre de las musas. Mnemósine vive en la nube.

¿Cómo tratar esta malévola facilidad que lo pone todo a nuestro alcance mientras nos vacía? Hay un largo y frondoso debate sobre el descrédito de la educación memorística, pero en él no se rozan siquiera las implicaciones trascendentales. A nadie se le ocurre relacionar la moral con la memoria, por ejemplo. No estemos tan seguros de que tal conexión no exista; la escolástica veía en la memoria una parte fundamental de la prudencia, virtud cardinal. Volviendo a Yates: “En la época anterior a la imprenta, el adiestramiento de la memoria era de extraordinaria importancia; y, por otro lado, la manipulación de imágenes en la memoria ha de involucrar, en cierta medida, a la psique como un todo.”

¿Recordará el lector esta página? Hace dos mil quinientos años, Simónides de Ceos inventó la mnemotecnia con ocasión de la tragedia sucedida en un banquete. Durante siglos, el arte de la memoria fue ubicado en el campo de la retórica. Más tarde, a rastras de las figuraciones (lugares evocados, imágenes poderosas, símbolos) que la técnica exigía, la memoria se entrelazó con las artes, la magia, el hermetismo. Hoy día –ahora mismo– podemos hallar sin levantarnos del asiento centenares de estudios sobre las obras aquí citadas. Incluso alguna de esas obras íntegra. Como siempre estarán a mano, pueden esperar. ¿Y nosotros?

(La Tercera de ABC, 8 de octubre de 2012)

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Independencia gratis total

La única duda que resta sobre el separatismo posmoderno de CiU es si su cabecilla aspira a la independencia coste cero o si pretende además cobrar por marcharse, ya sea en dinero, en especie o en desahogo. Y si a alguien le parece esto asombroso, prepárese para ver cómo empeora. La independencia ideal de don Artur –gratis total con bonificación– sería más o menos así:

El gobierno central tendrá que convencer a la Unión Europea de que, a pesar de la proclamación de un nuevo Estado catalán, en realidad no ha pasado nada substancial, y que el Reino de España responde de la nueva… cosa. Más allá de nomenclaturas. En el plano interno, España deberá tratar a Cataluña como si fuera Japón, una nación con su Estado, sus normas, su poder judicial, su Hacienda y todo lo demás. Lo mismo aconsejará España que se haga en la parte de la comunidad internacional que queda fuera de la Unión; así, cuando los Estado Unidos, Argentina, la China o Vietnam planteen deudas ante el ministerio de Exteriores, éste recalcará inequívocamente, sin reservas, la legitimidad del nuevo sujeto.

La OTAN es capítulo aparte. Ante nuestros aliados, España, planteará el asunto, de nuevo, con todos los matices del “tú ya me entiendes” y asumirá solemnemente la defensa en primera instancia ante cualquier ataque exterior o crisis de seguridad que pudiera sufrir Cataluña. Paralelamente, los presidentes del gobierno Español y del Estado catalán firmarán un acuerdo cediendo el control de las tropas españolas a las autoridades catalanas en cualquier contingencia que obligara a la entrada de aquellas en territorio de Cataluña.

En un primer momento, los insufribles, carpetovetónicos y mesetarios españoles, aun rendidos a la voluntad soberana del trozo perdido, reclamarán algún tipo de compensación por la cobertura comunitaria y defensiva que se comprometen a prestar, pero pronto se impondrá un criterio más amplio de deuda histórica: tras tanto expolio, y tanto sojuzgamiento desde Felipe V, España no podrá ser acreedora de Cataluña; sólo deudora. Por lo menos, durante los trescientos años posteriores a la independencia, para compensar.

Los catalanes serán tratados como españoles a todos los efectos en cuantos asuntos les beneficien, como los intercambios comerciales, la libertad de movimientos y de inversión, la protección diplomática o policial, la posibilidad de opositar a cualesquiera cargos públicos, etc. Ninguna de estas ventajas tendrá reciprocidad dadas las circunstancias demográficas catalanas y la necesidad de proteger al Estado recién nacido.

Como quiera que en el siglo XXI, y en Europa, la soberanía ya no es lo que era, muchos de los atributos vinculados a dicho concepto no serían transferibles al nuevo Estado catalán, pues ni siquiera el Reino de España goza ya de ellos. Es el caso de la moneda. Tal imposibilidad práctica no debería conllevar una merma simbólica. Así, al igual que el resto de Estados de la eurozona, Cataluña podrá aportar sus propios diseños y alusiones identitarias a las monedas y billetes. Si ello supusiera un problema para nuestros socios (“¿Pero no decíais que en realidad no era un Estado soberano?”) siempre podría España renunciar a su propia simbología –y a la efigie del Rey– en pos de un amplio entendimiento; acuñar el perfil de Artur Mas en las piezas de dos euros fabricadas en España podría bastar.

Por supuesto, se garantizaría al Barça (aunque quizá no al Espanyol) su participación, a voluntad, en la Liga y Copa españolas, siempre y cuando se recibiera al club azulgrana con honores de Estado, bandera, himno, etc. Por fin, cada año, por la Diada, España pedirá perdón a Cataluña por todo el mal causado. He aquí el modelo Mas.

ABC, 7 de octubre de 2012

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