Abdiquemos todos, etcétera

Un político profesional, y Pere Navarro lo es, no suelta la bombita de la abdicación, y menos cuando la suelta,  por azar y puro situacionismo. A mí, naturalmente, no me escandaliza que se pida la abdicación del Rey, y yo misma estoy por pedirla, aunque me parece el menor de los asuntos que tenemos; pero yo no soy la secretaria general de un partido socialista.  La abdicación del Rey pedida por el dirigente del PSC es un McGuffin clásico. Es, en realidad, una bombita fétida para Rubalcaba, que le cayó justo cuando iba a pronunciar, en el gran debate,  su discurso talegón (ver “Izquierdosis”, A. Espada).

El PSC quiere su hecho diferencial como los nacionalistas el suyo, y hasta quiere poner ese hecho a dirigir el PSOE. El PSC, que fue determinante en la elección de Zapatero, ya no se contenta con dirigir el partido por persona interpuesta; acaricia la oportunidad de colocar a la suya. Cuenta con el apoyo implícito de una derecha que tiene a  Rubalcaba por el diablo cojuelo y ve con buenos ojos a Chacón. ¡Chacón! La heredera natural y sentimental. Hay que estar en la luna. Entre ella y Rubalcaba, yo prefiero sin duda a Rubalcaba, como Rajoy.

Pere Navarro lo ha puesto a huevo para que se le recuerde que su partido abdicó hace mucho tiempo de lo que debería ser un partido socialista: el muro de contención, el freno, la oposición al nacionalismo. Lo tenía todo: los trabajadores (españolistas) y enfrente, la burguesía (catalanista). Pero, como hemos dicho tantas veces, fue la izquierda española, y el PSOE como su principal partido, quien dio títulos extra de legitimidad al nacionalismo (de derechas).

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Nemo dijo:

Empieza Doña Cristina

El jefe de la oposición cree que hay un país pendiente de Bárcenas, y así dicho: “Un país”, me temo que exagera mucho.

Yo creo que quiso decir El País.

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Como uno que exhibe llagas para pedir limosna

Ví el final de la gala de los Goya y sentí pena, aunque no por lo que el lector avisado estará pensando. Me dio pena constatar lo que es el cine español; lo que probablemente ha sido siempre, a pesar de que unos pocos cuantos nombres sobresalientes hayan permitido, en algún momento,  una ilusión de grandeza. Me apenó ver cuán poca cosa es nuestro cine. Hasta su gala era modesta, con un escenario que parecía de segunda mano, como sacado de un plató donde habría servido para un concurso de la tele.

Igual era mejor inventarse una ceremonia que no diera pie a ser vista como una frustrada y frustrante imitación: no ya de los Oscar – lo imposible- sino de los César. La modestia, pero estilizada. Hacer de la necesidad virtud.

Aprecié, por otro lado,  algunos signos de que una parte del cine español ha salido de la prolongada fase culo-caca-pis que fue la etapa siguiente (o la otra) a aquella que empezó con el destape y demás alegrías para el cuerpo. Contra el fondo de esa posible madurez resultaba aún más deplorable el ocasional infantilismo de la queja, el regodeo en el lamento  y la subsiguiente exigencia de dinero.

Hombre, por Dios, una cosa es ser pobres y otra rebajarse. No exhibamos nuestra pobreza como el mendigo que exhibe las llagas para pedir limosna a la puerta de la Iglesia. Tengamos un poco de orgullo, un poco de hidalguía. Para eso, si no para otra cosa,  somos españoles.

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La virtuosa, abucheada

Beatriz Talegón, la dirigente de las Juventudes Socialistas  que alcanzó notoriedad por reprochar a los líderes de la Internacional  que se reunieran en un hotel de cinco estrellas en Cascais, fue abucheada e insultada cuando asistió a una manifestación contra los desahucios acompañada del eurodiputado Juan Francisco López Aguilar. De Talegón  he dicho ya lo que tenía que decir, y que no era nada bueno. De los linchadores diré lo que he dicho siempre y que es muchísimo peor: son repugnantes.  

Solo añadiré que las palabras de Talegón respecto del incidente revelan que es plenamente inconsciente de que los vertidos demagógicos de los políticos profesionales -como ella-contribuyen a generar el caldo de cultivo de los linchadores. Además,  parece extrañada de que su rechazo al lujo  no la proteja de la ira de la plebe; es justo al revés: su pretensión de estar con ellos la convierte en su blanco preferente. La turba enardecida no admite matices: o estás en la calle, o estás contra la calle. La turba siempre es intolerante, pero nunca lo es más que contra quienes quieren estar a la vez  en la calle y en el hotel de cinco estrellas (que es el PSOE). Son esas cabezas (de chorlito) las que corta con más saña.

Quién le iba a decir a Talegón que sufriría una vejación similar a la que experimentaron el entonces ministro Rodrigo Rato y otros dirigentes del PP en la manifestación tras los atentados del 11-M en Barcelona.

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Por qué España suspende en facilidad para hacer negocios

El Mundo ofrecía hoy una joya de andar por casa: una selección de las conversaciones interceptadas a los imputados en el posible caso de tráfico de influencias que implica el ex ministro de Fomento, José Blanco.

Al leerlas, uno siente un impulso de comprensión hacia el empresario José Antonio Orozco, vicepresidente de Azkar, que trataba de montar una nave -una plataforma logística- en las cercanías del aeropuerto de El Prat. Resultaba que la parcela en cuestión pertenecía a dos ayuntamientos, el del Prat y el de Sant Boi, y esto multiplicaba las dificultades habituales de los trámites.

El 30 de diciembre de 2010 Orozco habla con  Antonio (no se le identifica con más detalle), quien le informa que en Sant Boi de Llobregat gobierna “de momento” (conveniente cautela) el PSC.

Orozco: Voy a llamar a Pepe Blanco a ver si manda algo allí o allí van por libre o cómo carallo hacen.

Y llama  al ministro.   

O: Los técnicos de Sant Boi me están volviendo tarumba.

Blanco: ¿Y el alcalde es nuestro?

O: Sí, es vuestro, es del PSC, joder. (Por si el ministro no tiene claro que el PSC es cosa suya, cosa que no me extrañaría).

O: ¿Yo como puedo hablar con este hombre (el alcalde de Sant Boi) para decirle [...] que aquí no venimos a especular ni venimos a nada, aquí venimos a montar una plataforma de transporte…?

Es fin de año y el ministro le pide que le llame después de Reyes. Total, en fiestas no se mueve nada.

El 9 de febrero de 2011, Orozco le envía un sms a Blanco: ”Bien en Sant Boi. Falta solo informe de Aviación Civil. Llevamos seis meses esperando. ¿Podías agilizar algo? Un abrazo“.

Seis meses no son nada. Blanco le hizo esperar ocho días para darle una buena noticia:

Blanco: José, en 15 días lo de Cataluña está resuelto. (Imagínese esta frase sacada de contexto: lo de Cataluña, ¡resuelto!)

Orozco se puso muy contento y avisó a los suyos, pero el ministro no decía verdad. El 24 de febrero le manda otro sms: “Aesa nos dice que hasta abril/mayo no sacan el informe del Prat. Así es imposible, qué país…”

La queja secular: ¡qué país! Y ¡qué ministro! Ni por un amigo era capaz de mover el expediente. Aesa, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, depende de Fomento. Nada, que Blanco no mandaba un carallo.

Entra en acción el jefe de gabinete del ministro, Javier Hurtado: “Ha sido una pequeña confusión“, le explica a Orozco el 25 de febrero. ¿Pequeña? El emprendedor lleva ya casi siete meses esperando.  Otra vez a contar la historia: Queremos montar una plataforma logística y  llevamos desde julio con esta gaita [...]

La gaita sonó el 10 de marzo. Orozco envía un sms a Blanco: Acaban de darnos la licencia en Sant Boi. Muchas gracias por todo.

Sin embargo, es posible que la intervención del ministro sólo ahorrara al empresario Orozco uno o dos meses extras de espera. Sospecho que Blanco no fue muy diligente.

En fin, este es un caso práctico sobre los motivos de que España figure en la parte baja de los rankings en facilidad para hacer negocios. Incluso cuando tienes a un amigo de ministro es desesperante.

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Eduardo Goligorski:

      “Las montañas de cadáveres, incluidos los propios, que dejaron tras de sí los Savonarola, los Saint Just, los Robespierre y otros insurgentes que transitaron por la historia envueltos en la bandera de la virtud son las que me inducen a tomar con pinzas el discurso de los redentores y a depositar mi confianza en los mecanismos de la justicia, por cierto cargados de imperfecciones humanas, antes que en la retórica farisaica de los salvapatrias. Vade retro, Savonarola! Vade retro, Garzón!”

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Nuestro periodismo y nuestro tiempo

Hay una parte notable del periodismo español que quiere ser Dustin Hoffman y Robert Redford. Hoy se publica una nueva muestra de esa fantasía.

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Lo mejor que se ha escrito sobre Benedicto XVI estos días pasará desapercibido por lo que se apunta allí mismo.

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