“Se entiende que quiera aprovechar una oportunidad legislativa para aplicar la letra de algunas sentencias judiciales, y en ellas se ampara. Y se entiende que su ideología busque la supremacía del castellano sobre cualquier otro idioma.  Se entiende menos todo lo demás: el momento elegido, con la sensibilidad independentista a flor de piel“. Fernando Onega, La Vanguardia.

Tras una reunión en el ministerio de Educación, la consejera de Educación (en funciones) del gobierno autonómico catalán, Irene Rigau, no quiso  comparecer ante la prensa en el lugar preparado al efecto. El motivo es que allí había un cartel que  informaba de dónde se hallaba la consejera, esto es, en el ministerio de Educación. Mujer, ¡pues no haber ido!

Igual es víctima, la pobre, de una superstición similar a la que tienen miembros de algunas (otras) tribus, respecto de la fotografía. Rigau cree que puede ir al ministerio sin que le roben el alma, pero que si existe la prueba gráfica de que estuvo allí, está perdida.

Han alcanzado rango de titular estas palabras de FG en el homenaje que le han rendido: “El PSOE ha perdido la vocación de mayoría y tiene que recuperarla”. Sospecho que la frase ha llegado tan alto porque no quiere decir nada.  Ah, pero sonaba a crítica a la dirección: se ha perdido algo, luego algo se hace mal.

Yo tenía entendido que los grandes partidos y, a veces, incluso los pequeños, aspiran a lograr el respaldo de la mayoría de votantes. Si FG quiere llamarle a eso ”vocación de mayoría” no se lo podemos impedir, pero son ganas de darle apariencia de idea a una trivialidad.

Más interesante sería que González le hubiera comunicado a Rubalcaba alguna de estas dos cosas: las razones por las que ha perdido votos; la estrategia para recuperarlos. Pero de eso no hubo nada.

A su modo cantinflesco (véase La Ambición del César, de Amando de Miguel y José Luis Gutiérrez), FG nos dice  que para tener la mayoría basta la  “vocación de mayoría”.  Esto no es así, me temo. 

En fin, aún encima que le hacen un homenaje, va y los critica.

En la tarde de ayer, presentamos en Vigo la biografía no autorizada de Otegi ( iba a escribir la autobiografía no autorizada, un concepto que me ronda últimamente), escrita por Mariano Alonso y Luis F. Quintero, “Otegi. El hombre nuevo” (Editorial Sepha).

Fue en el marco incomparable del antiguo teatro-cine García Barbón, luego denominado Centro Cultural Novacaixagalicia, y se celebró con notable éxito de público, eco mediático y un animado coloquio. Los autores lograron, incluso, que su libro vendiera allí un buen número de ejemplares, cosa tan necesaria como admirable, más en estos tiempos.

Todo ello tuvo lugar en el marco del VII Ciclo de Conferencias y Debates de la asociación Vigueses por la Libertad.

Como testimonio de la velada, esta foto de Isabel Galán que tomo prestada de la crónica de LD:

Al final, nunca contamos realmente con la estupidez (incluida la propia). Artur Mas nos convenció (disculpen el “nos”, porque siempre hay el que ya sabía qué iba a ocurrir), repito, nos convenció, quizá porque él mismo estaba tan convencido,  de que había hecho aquella apuesta tan alta y arriesgada con algún fundamento: con una certidumbre basada en algo más sólido que la intuición,  el wishful thinking y las cartas del Tarot,   de que tenía todas las probabilidades de ganarla. Pues no. 

Ha dicho Oriol Pujol, que ha de ser uno de los pequeños aprendices de brujo que maquinaron con Mas esta gran jugada, que no, que Mas no ha fracasado, porque hay un parlamento con mayoría soberanista. ¡Anda, como el que había antes de convocar estas elecciones! Disponía ahí el soberanismo de 62 escaños de CiU, más 10 de ERC, más 3 de Solidaritat, más 1 de Laporta, Joan, que supongo podemos sumar a este campo. Tenía un total de 76 escaños, pues. Ahora  son 74 (50 de CiU, 21 de esquerra, 3 de CUP): ¿dónde está la ganancia? Y sobre todo, ¿dónde está la ganancia para CiU?

Creo que no he visto una operación política más estúpida que ésta de Mas y cía en mucho, mucho, mucho tiempo. Lo curioso es que logran parecer -y convencernos de que son- hábiles.