“Proletarios de todos los países del mundo, ¡perdonadme!”. (Pintada que figura a los pies del obelisco dedicado a Karl Marx en Berlín)
“Proletarios de todos los países del mundo, ¡perdonadme!”. (Pintada que figura a los pies del obelisco dedicado a Karl Marx en Berlín)
El discurso de Rajoy ha tenido pocos instantes imprevistos y espontáneos. Yo he notado los siguientes:
Cuando hace creer a los diputados que sólo le iban a escuchar un compromiso, uno solo, en el día en curso. Se trataba de la actualización de las pensiones y aclaró, tras los puntos suspensivos que levantaron una ola de murmullos, que ése era el único compromiso de aumento de gasto que le iban a escuchar.
Al referirse a la Justicia, se detiene en la lectura y subraya el dato de que existen en esa Administración ¡ocho sistemas informáticos incompatibles entre sí!
Anuncia la creación de un Ministerio de Agricultura, y los diputados del PP aplauden a rabiar. Confieso que a mí no me conmueve tanto un Ministerio de Agricultura.
Rajoy intenta pronunciar y no le sala la palabra “internacionalizacion” (¿quién se la ha colocado ahí?), pero no esconde el tropiezo y sale con un “muchas gracias”.
Todo lo demás estaba en los papeles.
Añado un quinto imprevisto, la única nota personal que se ha permitido Rajoy. “Soy muy consciente, soy absolutamente consciente de que no afronto un escenario de halagos y lisonjas. Además, ya estoy acostumbrado a enfrentarme a este tipo de escenarios. No he llegado hasta aquí para cosechar aplausos, sino para resolver problemas”. Bien.
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El jueves por la tarde asistí a la presentación del último libro de José María Marco, “Una historia patriótica de España“. Fue un acto entrañable y emocionante. Marco contó cómo había sido el proceso de elaboración del libro. Sus dificultades. Dijo que le había costado, sobre todo, hablar desde el “nosotros”, que era lo que una historia así requería, y cómo finalmente lo consiguió. Habló de las diferencias entre patriotismo y nacionalismo. No he leído aún el libro, pero todos los que he leído de Marco son extraordinarios. La presentación fue en el Centro Riojano de Madrid, sito en un magnífico edificio de la calle Serrano, 25 y, atención, con restaurante abierto al público, y vi en ella a un buen puñado de conocidos, amigos y colegas: Pedro Antonio Heras, Horacio Vázquez Rial, José Carlos Rodríguez, Antonio Chinchetru, Antonio Golmar, Paloma García Ovejero, Carmen Grimau, Santiago Abascal, entre otros. Al llegar, Florentino Portero y Gabriel Albiac me hicieron un hueco en la posición que habían conseguido ocupar (en el duro suelo de la sala). Fernando Díez Villanueva nos hizo a los tres la fotografía en plan asamblea de facultad.
Cuando el Caudillo metió en la cárcel a un periodista por el catalán