Mi padre y otros amigos de la libertad

¿Había auténticos amigos de la libertad bajo la dictadura franquista? Después de la muerte de mi padre, este mes de marzo, escribí un artículo en el que repaso algunas ideas y tópicos sobre la sociedad española en la época de  la Transición que se han hecho fuertes, a pesar de que son erróneas o tal vez porque lo son.

Mi padre y otros amigos de la libertad 

Desde que la Transición se convierte en relato, compiten dos versiones de ella que  interpretan de forma muy distinta el carácter de la sociedad española de la época. En una, el pueblo español era mayoritaria y activamente antifranquista, y no sólo: estaba por una ruptura cuasi revolucionaria con la dictadura y por un sistema político que ahora llamarían de democracia real;  no una mera democracia burguesa, que es como se hubiera dicho entonces. Si aquel impulso se frustró fue por la traición de las élites, en concreto de las élites de la izquierda.

En la otra versión, el pueblo español estaba mayoritariamente contento con el franquismo, apreciaba la prosperidad lograda y el orden, no echaba de menos la libertad ni se metía en políticas y aceptó el tránsito a la democracia más como algo inevitable que como algo deseable. Asistió como espectador al proceso y se dejó guiar por los reformistas del franquismo que lo pusieron en marcha.

El punto en común que tienen estas dos historias enfrentadas es que en ninguna de ellas hay amigos de la libertad. Los antifranquistas cuasi revolucionarios de la primera versión no lo son, como no lo eran los antifranquistas de una u otra confesión comunista que existieron realmente. Los franquistas pasivos o tibios de la segunda versión tampoco son fans de la libertad, dada su indiferencia al respecto, y hasta se les vislumbra, en el relato correspondiente, una congénita  desconfianza hacia ella, no fuera a traer desorden y libertinaje.

Siguiendo una u otra ruta, escuchando uno u otro relato, la conclusión en este aspecto es la misma: entre los españoles de la época de la Transición no había amigos de la libertad. O eran comunistas o eran franquistas, pero amantes de la libertad y  la democracia, ninguno. Y si los había, cabían en un taxi.

El problema que yo tengo con esa conclusión, además de que huele al típico auto desprecio español, es mi padre.

Porque mi padre, que falleció hace unos días a la edad de  97 años, se contaría, según lo dicho, entre los del taxi: entre los españoles de a pie que rechazaban la dictadura, no eran comunistas,  y querían libertad y democracia para su país.

Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/opinion/cristina-losada/mi-padre-y-otros-amigos-de-la-libertad-81661/

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El Faro de Vigo publicó este obituario, firmado por el periodista Fernando Franco:

In memoriam: Rubén Losada. El gran testigo de Vigo desde el “Goya”:

http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2017/03/09/gran-testigo-vigo-goya/1637469.html

La Voz de Galicia publicó, en su edición viguesa, esta semblanza firmada por Carlos Punzón:

Fallece Rubén Losada, propietario del café Goya vigués:

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/2017/03/08/fallece-ruben-losada-propietario-cafe-goya-vigues-mediados-ochenta/00031488993915668359270.htm

 

 

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2 respuestas a Mi padre y otros amigos de la libertad

  1. Panta Rei dijo:

     
    Estimada Cristina, siento su pérdida. Mi más sentido pésame y fuerte abrazo.  
     

  2. Cristina Losada dijo:

    Muchas gracias, Panta Rei.