Boreal

Los Reyes me han traído el primer libro de la Colección Boreal, que junto a la Colección Austral, ambas de Espasa-Calpe, proporcionó buenos inquilinos a nuestras primeras librerías.  Es “La España real”, de Julián Marías, que abría así la colección de la que era director. Entre otras reflexiones, ésta inicial  sigue  de actualidad:

“(…)si hay algo urgente, es lo que merezca llamarse pensamiento político”.

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Me han traído también los Reyes una especie de lumbago. Para que no vaya a las rebajas. Será que, como alguno de mis amigos liberales, piensan que en tiempos de recesión, ‘consumir es socialista’. Vaya.  Pero si se trata de no consumir, el sistema perfecto es el verdadero socialismo: no hay nada.

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La incomparecencia

De acuerdo con Patxo Unzueta: “Resultan ridículos los presidentes que sin tener ni idea de lo que hablan pontifican con entonación característica sobre asuntos económicos. Por eso, no siempre tiene que ser el jefe del Gobierno quien salga a explicar las medidas que la situación exige.” Claro que no. Perfecta la referencia a Fuentes Quintana. Pero cuando las medidas que la situación exige resultan contrarias a las expectativas que había abierto ese jefe de Gobierno, entonces,  se hace necesaria una explicación política.

Y suscribo que “El reproche principal que pueden hacer los socialistas a las medidas anunciadas por el Gobierno de Rajoy no es tanto haber hecho lo que prometió no hacer (subir impuestos) como no haber apoyado en su momento las medidas de ajuste de Zapatero.” Pero no le harán caso, ya verán.

El Mundo, que no ha estado muy beligerante contra Rajoy por la cuestión fiscal, planta una encuesta con un 63 por ciento en contra de la subida impositiva y un 58 por ciento que cree que Rajoy engañó a los electores. Cómo extrañarse. Primero, nadie quiere pagar más impuestos -salvo Buffet y aquellos millonarios franceses- y segundo, el Partido Popular, mientras andaba en la oposición, se explayó sobre lo nocivo que era subirlos  ( ¡la rebelión contra la subida del IVA!) y alentó la idea de que esto se arreglaba por la vía de la poda y las reformas.  Hubo alguna declaración de Montoro, al poco del miniplan de ajuste de Zapatero, que hablaba de las enormes posibilidades de reducción del gasto que aun no se había explorado… en la policía locale, por ejemplo. A ver si la encuentro.

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De “Nada es gratis“, Jorge Juan (Editorial Destino):

“A todos nos molesta que se malgaste el dinero público, desde los coches oficiales hasta las oficinas inútiles. Nosotros queremos acabar con estos abusos como el que más. Sin embargo, también somos conscientes de que este despilfarro es una gota en el mar del presupuesto (…) Otra manera de verlo es que de entre los países de nuestro entorno a los que más nos parecemos (Francia, Italia, Alemania), España es el que tiene el gasto público más reducido. Nuestros gastos no son elevados por la peculiaridad de nuestra historia o por el desperdicio: son elevados porque un moderno Estado del bienestar es caro. ”

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Reincidencia

Usted y yo

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El ente

RTVE.

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¿Por qué me engaña mi banco (y mi caixa)?

Gonzalo Bernardos, blogs de Expansión

Se presentan como asesores financieros, pero actúan como comerciales. A veces, dicen medias verdades; en otras ocasiones, ni tan sólo eso.  Están convencidos de que procediendo de este modo conseguirán un rápido ascenso y/o un suculento bonus. Trabajan en las oficinas bancarias. Ni mucho menos todos son así, pero cada vez hay más empleados con este perfil.

Tienen como principal objetivo colocar el producto del mes. Buscan que la entidad obtenga la máxima rentabilidad, aunque para conseguirla hayan de perjudicar al cliente. Debido a ello, no suele importarles colocarle a uno muy conservador un activo arriesgado. Algunos ejecutivos sin escrúpulos les han enseñado que el fin (el banco debe ganar mucho dinero) justifica los medios (engañar por acción u omisión).

En bastantes ocasiones, han tomado el pelo a sus clientes. No obstante, éstos no se han enterado, ya que han conservado el importe invertido y obtenido alguna rentabilidad, aunque ésta fuera inferior a la posible. Así, por ejemplo, varias entidades han comercializado con éxito bonos propios a un tipo de interés inferior a los del Estado. Sin duda, una auténtica paradoja: el activo de mayor riesgo es el que ofrece una menor rentabilidad.

No obstante, recientemente algunos se han dado cuenta. Ha sucedido cuando han querido recuperar el dinero invertido en participaciones preferentes. Les dijeron que era un producto seguro (similar a un depósito) y muy líquido. En las últimas semanas, han descubierto la verdad. Tienen un escaso riesgo si la economía va bien, la entidad también y existe una gran liquidez en la economía. En cambio, aquél es elevado si sucede lo contrario. Nadie les contó que sólo obtendrían la rentabilidad prevista si el banco obtenía beneficios, ni que podría ser muy difícil encontrar un comprador ni tampoco que existía la posibilidad de que perdieran la totalidad o parte del dinero invertido si el banco desaparecía. Algunos que las han vendido en el mercado secundario han perdido alrededor del 40%

Las entidades popularizaron las participaciones preferentes porque el Banco de España las consideraba como capital de máxima calidad. Ahora, ya no les interesan debido a que no lo hace así la Autoridad Bancaria Europea. Por eso, todos los bancos pretenden canjearlas por acciones, ya sea de forma inmediata o después de un tiempo (bonos convertibles).

En definitiva, inversores conservadores engañados acabarán contratando un activo de elevado riesgo en la actual coyuntura (acciones de bancos). Es la solución menos mala y puede convertirse a medio plazo en muy rentable, si las condiciones de conversión son buenas y la entidad no quiebra. Sin embargo, jamás volverán a confiar en su banco.  Un verdadero ejemplo de mala gestión y alguna cosa más.

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A los indignados de todos lo partidos

Qué gran verdad ésa de que una ardilla podría atravesar la Península Ibérica saltando de tonto en tonto sin nunca pisar el suelo.

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